Los Jardines de Babilonia

Los Jardines de Babilonia

15 April 2020
(lugares)

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Son muchas las teorías que tenemos hoy en día sobre esta antigua maravilla del mundo ya que  es difícil saber con exactitud como era y donde se ubicaba debido a que no se tiene demasiada información, solamente tenemos unos escasos e indirectos escritos sobre estos jardines. Estas fuentes de información fueron descritas por personas que nunca vieron los jardines en persona, se basaron en los relatos y otras descripciones anteriores. Muchos de estos relatos se basaron en descripciones orales por lo que estas han podido desviar de su realidad. Por lo tanto no existe escrito alguno hasta día de hoy que sea de alguna persona que haya visto por él mismo estos jardines. Unos de los escritos más famosos son los escritos por el sacerdote y escritor babilonio Berus, quien escribió varios libros, entre los que destaca "Babyloniaca", en el que cuenta la historia de Nabucodonosor (Rey de Babilonia entre 605-562 a.C). Desafortunadamente estos libros se perdieron y solo nos quedan vestigios de estos relatos gracias al historiador romano Flavio Josefo quien durante el siglo I d.C escribió numerosas obras en las que se encuentra una descripción de los Jardines de Babilonia basándose en los textos de Berus.

Otros textos de los que tenemos información nos llegan gracias a Diodoro de Sicilia (historiador griego que vivió durante el siglo I), Estrabón, un geógrafo que escribió una serie de libros titulados "Historia" y "Geografía" en la que hace descripciones de estos jardines basándose en relatos anteriores. Quinte Curce también escribió sobre esta maravilla en su libro "Historia de Alexander", por último cabe destacar a Philo de Bysance cuyo libro "De septem orbis espectaculis" describe las siete maravillas de mundo antiguo.

Una de las teorías más extendidas que tenemos hoy en día ubica estos jardines en Babilonia, ciudad reinada por Nabucodonosor II por aquel entonces. Según la leyenda este rey ordenó la construcción de estos jardines como una muestra de amor a su esposa, la reina Amytis nacida en en el Imperio Medio. La añoranza por las montañas boscosas del lugar donde vivía Amytis, llevó a la construcción de estos jardines.

Para adentrarnos un poco más en esta historia tenemos que viajar a Babilonia, perteneciente a la Baja Mesopotamia, tierra donde residieron diversos pueblos como los Sumerios, Acadios, Guteos, Amorreos, Asirios, y diferentes pueblos indoeuropeos. Babilonia se extendía por un territorio que iba desde el golfo Pérsico hasta lo que hoy conocemos como ciudad de Bagdad en Irák. Llegó a ser la capital de un imperio durante el siglo XVIII a.C y un importante centro político y cultural en su época.

Si queremos conocer como realmente fueron los jardines de Babilonia tendríamos que leer todos los escritos posibles y luego compararlos, ya que muchas descripciones relatan diferentes características de los jardines. No obstante, todos los relatos coinciden en su majestuidad, grandeza y belleza de esta construcción situada en una plataforma cuadrada de 120 m de longitud aproximadamente. Respecto a la altura son diferentes las teorías, según Diodoro de Sicilia tendría unos 25 metros de altura, mientras otras descripciones elevan la altura hasta los 100 metros. Otra característica unánime presente en los escritos es la forma escalonada de estos jardines, pareciendo así una pequeña montaña con terrazas. Las terrazas no estaban colgando ni estaban flotando en el aire como varios escritos dicen, solamente sobresalían como si de balcones se trataran. Esta característica de "colgantes" se le atribuye por una traducción literal del la palabra  griega "kremastos" que literalmente significa "colgante".

Sujeto por columnas de piedra para soportar el inmenso peso de la construcción, se situa el techo de cada planta, construido según muchos escritos, por piedra, pero según el historiador griego Estrabón, estaba hecho por ladrillo cocido y asfalto, teoría que es la más probable ya que en esta época era muy poco común el uso de piedra para las construcciones y era habitual usar ladrillo. También otro detalle que Estrabón fue el único en describir, era la presencia de techos abovedados, técnica que se empleaba para soportar mejor el peso y por lo tanto tendría sentido en esta pesada construcción. Según él estos techos abovedados descansarían sobre un unos pilares cúbicos rellenos de tierra que a su vez servirían para la plantación de los árboles de mayor tamaño.

Según los diversos escritos que tenemos hoy en día podemos decir que el jardín contaba con numerosas especies de árboles de muchas regiones del planeta (palmeras, diferentes frutales...) y flores de múltiples colores. Esto era irrigado por un excelente y novedoso sistema de regadío compuesto por bombas de agua y canales que transportaba el agua desde el río Éufrates hasta la cima de los Jardines donde se encontraba un gran depósito que se encargaba de regar todas las terrazas creando así un microclima que era muy poco común en esta zona desértica. 

Otra teoría era que el agua era traída por esclavos desde el río y depositada en el depósito, aunque seguramente la realidad mas acertada es que era una mezcla entre esclavos ayudándose por canales y finalmente almacenar el agua en el depósito.

Una de estas descripciones sobre el sistema de regadío la podemos encontrar en el libro titulado "Siete maravillas de la antigüedad" de Filón de Bizancio, un escritor e ingeniero griego del siglo III a.C cuyas obras tenian como objetivo el estudio de diversos procesos mecánicos. Su relato dice lo siguiente: 

"Crecen allí los árboles de hoja ancha y palmeras, flores de toda clase y colores, y, en una palabra, todo lo que es más placentero a la vista y más grato a gozar. Se labra el lugar como se hace en las tierras de labor y los cuidados de los renuevos se realizan más o menos como en tierra firme, pero lo arable está por encima de las cabezas de los que andan por las columnas de abajo. Las conducciones de agua, al venir de las fuentes que están a lo alto, a la derecha, unas corren rectas y en pendientes, otras son impulsadas hacia arriba en caracol, obligadas a subir en espiral por medio de ingeniosas máquinas. Recogidas arriba en sólidos y dilatados estanques, riegan todo el jardín, impregnan hasta lo hondo las raíces de las plantas y conservan húmeda la tierra, por lo que, naturalmente, el césped está siempre verde y las hojas de los árboles que brotan de tiernas ramas se cubren de rocío y se mueven al viento. La raíz, nunca sedienta, absorbe el amor de las aguas que corren por doquier y, vagando bajo tierra en hilos que se entrelazan inextricablemente, asegura un crecimiento constante de los árboles. Es un capricho de arte, lujoso y regio y casi del todo forzado por el trabajo de cultivar plantas suspendidas sobre las cabezas de los espectadores"

Y también tenemos los escritos de Estrabón que dicen: "La forma del jardín es cuadrada y mide cuatro plethra (unidad de medida antigua equivalente a 30m). Consta de terrazas abovedadas unas sobre otras, que descansan sobre pilares cúbicos. Estas son ahuecadas y rellenas con tierra para permitir la plantación de árboles de gran tamaño. Los pilares, las bóvedas y las terrazas están construidas con ladrillo cocido y asfalto (betún de Judea). La subida a la terraza superior es por escaleras y a su lado hay máquinas de agua y personas que están continuamente elevando agua desde el Éufrates hasta el jardín"

Dejando atrás todas estas teorías, desde el año 1990 de nuestra era ha surgido una nueva teoría con argumentos sólidos que apuntan a que los Jardines de Babilonia no se situaban en Babilonia, si no a casi 500 km más al norte, en la ciudad de Nínive (capital del Imperio Asirio) una ciudad de las más grandes del mundo en su época y rivalizada con Babilonia (Batalla de Nínivea, 612 a.C).

Estas investigaciones fueron realizadas por la Dra. Stephanie Dalley, del instituto oriental de la Universidad de Oxford. Los siguientes argumentos son los que defienden su teoría:

El primero de todos es el estudio de unos relieves del palacio de Senaquerib donde se pueden apreciar un retrato de los jardines tal cual lo relataba Estrabón.

Segundo, comparó los relieves del territorio de Babilonia y Nínive, observando que el relieve de babilonia era plano, lo que dificultaría el suministro de agua hacia los jardines.

Después de descifrar un antiguo texto cuneiforme que describía la vida de Senaquerib, un rey Asirio que vivió 100 años antes de Nabucodonosor, concluyó que aquí se encontraba "un jardín que recreaba un paisaje de montaña. Tenía terrazas, senderos con columnas, plantas exóticas, árboles y torrentes ondulantes", "un palacio sin rival", "maravilla para todos los pueblos".Estos jardines eran irrigados por canales que traían el agua de ríos situados a 80 km de distancia. 

Esta teoría se ve apoyada por el descubrimiento de restos de acueductos, que según Stephanie Dalley parecen tramos de autopista vistos desde el aire. 

En uno de esos acueductos también fue descubierto una inscripción que dice: "Senaquerib rey del mundo...Sobre una gran distancia yo tenía un curso de agua dirigido a los alrededores de Nínive"

Otra investigación llevada a cabo por la misma Stephanie Dalley sugiere que, después de que Asiria hubiera saqueado y conquistado Babilonia en el año 689 a.C., la capital asiria de Nínive bien pudo haber sido considerada como la "Nueva Babilonia", constituyéndose así más tarde la creencia de que los Jardines Colgantes estaban, de hecho, en Babilonia misma. Por eso mismo, la historiadora concluye que las descripciones hechas por los antiguos historiadores fueron realizadas en base a las visitas a Nínive en vez de Babilonia.

También otra fuente de información importante fueron los historiadores griegos Calístenes, Cleitárchos y Onesícrates que estaban bajo el mando de Alejandro Magno. Estos historiadores describieron los famosos jardines pero desafortunadamente estos textos fueron perdidos. Pero la buena noticia es que hoy en día sí que tenemos textos de otros historiadores basándose en estos antiguos textos perdidos. Gracias a estos historiadores griegos sabemos que Alejandro Magno en el año 331 a.C (antes de la famosa batalla de Gaugamela donde Alejandro Magno venció al Imperio Persa) acampó cerca de un gran acueducto, por lo tanto esto puede afirmar que los jardines realmente estaban en Nínive.

También tenemos una importante fuente de información sobre estos acueductos gracias a unas imágenes satélite y mapas de espionaje del campo iraquí en los años 70, hoy en día desclasificados. Dichos mapas muestran un sistema de acueducto de 95km que se extienden desde las montañas de Zagros a Nínive. Uno de esos acueductos es el acueducto de Jerwan. 

Ruinas de Jerwan

Ruinas de Jerwan

Hoy en día aún siguen buscándose pruebas arqueológicas para demostrar la existencia de Los Jardines de Babilonia. El problema es que Nínive se encuentra en Mosúl, ciudad peligrosa hoy en día debido a los continuos conflictos. Sin embargo la investigadora Dalley logró contactar con gente local para filmar unas antiguas ruinas enterradas que cubre una gran extensión de vegetación.

Finalmente la historiadora concluye: "Que Los Jardines Colgantes fueron construidos en Babilonia por Nabucodonosor el Grande es un hecho aprendido en la escuela y ... 'verificado' en las enciclopedias ... Para desafiar tal verdad universalmente aceptada, podría parecer el colmo de la arrogancia, un revisionismo propio de eruditos... Pero la Asiriología es una disciplina relativamente reciente ... Hechos que parecían seguros se vuelven superfluos".

 Vista del palacio de Senaquerib